Hoy hay una nota en La Nación acerca de los orígenes de la moral, pregunta que Nietzsche se hizo hace siglo y medio. Para regocijo de esa lucha eterna entre la religión y la filosofía, si al menos ni Dios ni la razón pueden explicarla, por lo menos el fenómeno queda salvado por la biología.
Pareciera ser que hay dos morales, una intuitiva y otra razonada, en donde la primera, cual elefante, se modifica lentamente por medio de un jinete. Hay que decir que este jinete no debería ser muy experto, sin duda debe ser más difícil montar sobre el lomo de un tigre tratando de devorarnos que sobre un elefante.
Por qué el elefante y no el tigre de la India es una muy buena pregunta. Descubrir, al lado de la Biblia, las Leyes del Manú no es suficiente para problematizar la moral como un mastodonte inerte.
Hay una opinión que es antológica, la religión es el fundamento de lo gregario, coronado por el éxito o supervivencia de esta conducta. De aquí a establecer la política entre quienes resaltan la obligación del individuo por ser intempestivo frente a quienes veneran la autoridad de las leyes hay un solo paso.
Pero es un poco aventurado plantear el cambio por el cambio o la conservación por la conservación si no tomamos en cuenta los fines que persigue cada uno.
domingo, octubre 7
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1 comentario:
se ha dicho que el mecanismo de la selección natural puede explicar "casi todo", lo que la torna un poco peligrosa. Igual, esta aproximación al tema es muy interesante.
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