Qué maravilla que es el Gorgias. Creo haber abandonado por acá la última vez que escribí sobre Platón. Ahora lo estoy releyendo y no puedo dejar de maravillarme. Entre nuevo trabajo y que me obligue a realizar un tour de force por el Zarathustra de Nietszche, a Platón lo tenía relegado. Había necesidad de tomar distancia.
Estoy a medio camino del dialogo de Polus, cuando después de haber establecido que lo más importante es saber quién es feliz y quien no, Sócrates le plantea la cura para tres de los cuatro vicios, dejando afuera la intemperancia que en la traducción que tengo dice indisciplina, el que queda amalgamado con la injusticia. Por otro lado, es tan obvio que Sócrates no cuestiona el hecho de querer convertirse en tirano que no deja de sorprenderme.
Igual una cosa no deja de preocuparme, si la filosofía parece ser el remedio para la intemperancia, quiere decir que aún el filósofo necesita de una cura...