He perdido la fe en la naturaleza, ese último concepto capaz de hacernos mantener la tensión en la senda de la filosofía.
Considero que no he ganado poca cosa, una hermenéutica, incipiente pero prometedora, que debería serme útil para abordar a los filósofos que me interesan, no más de 2 o 3, quizás 4.
Qué más importante que llegar a términos con Platón. Solo puedo imaginarme su ira cuando Sócrates elige suicidarse. Si no es el suicidio, es la locura, quizás, fundar una escuela. Qué otra alternativa cabe.
Pero para mi, que no me siento en la obligación de volverme enemigo de lo bueno, que incluso vería de buen agrado dejarme gobernar, la contienda se resume a una de elección. Ya me hubiese gustado que no sean planteadas como alternativas excluyentes ahí por el 26, pero así lo fue.
domingo, octubre 5
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7 comentarios:
Por favor, explíquese: ¿Qué significa "fe en la naturaleza"?
Y por cierto: Me alegra volver a encontrar su blog en funcionamiento.
Gregorio, cómo le va, agradezco su visita. La verdad que ahora me doy cuenta lo descortés por haberme ausentado un tiempo prolongado.
Igualmente creo haber logrado un avance significativo en estos meses, pues, con intermitencia, no dejaba de leer para entender La Filosofía de Platón y por extensión, si se puede decir, a La Filosofía. La buscaba ya sea en la experiencia de la necesidad, como en el amor o la guerra, sea en las matemáticas, ese saber que supera toda experiencia (por eso mi paseo por Descartes) Pero me he percatado que todo gran filosofo, que se precie de ser un hombre justo, nunca ha dejado de darle a cada uno lo que le corresponde. Sócrates era un especialista en descubrir al instante, con no más de dos o tres preguntas, la jerarquía de los valores de su interlocutor. Y en esto estaba cuando perdí la fe en la naturaleza, en encontrar el último significado de Platón, Nietzsche o Strauss y salir de mi ignorancia. Ahora, como le dice Sócrates al Alcibíades del dialogo homónimo, espero ver en qué pasajes me leo a mi mismo.
A propósito del Alcibíades, no me diga si no ha pensado alguna vez, que ese Alcibíades acaso pueda ser Platón y que, sea que él lo escribió o un alumno de la academia, nos ha dejado las guías entender algo de su filosofía.
Sigo sin entender su pérdida de fe. Me imagino que no niega la existencia de la naturaleza. ¿O si? ¿O lo que niega es la correspondencia entre natura naturans y natura naturata? ¿O, quizás, de manera nietzscheana, lo que niega es que podamos ir más allá de las interpretaciones sobre la naturaleza en busca del texto original?
Si es esta última opción, la pérdida de fe es en realidad un hallazgo fundamental.
Respecto a Alcibíades, me parece que lo que Platón destaca en él es la inteligencia thimótica del político, frente a la del filósofo, que es una voluntad de poder mucho más pura y, por lo tanto, mucho más ambiciosa.
Gregorio, no se si ha leído usted a Liddell Hart, el historiador de la guerra. su prefacio al libro de Estrategia resumía muy bien lo que llegue a creer por lo que es nuestra naturaleza, que muy probablemente no es una visión muy distinta de la de Jenofonte. Estoy hoy, como usted me dice, más persuadido de la enseñanza fundamental de Nietzsche, e intuyo que Platón lo hubiese considerado de igual manera.
Con respecto a la inteligencia del político, no puedo estar más de acuerdo. En un sentido al filosofo le es imposible tomar parte, puesto que atiende al todo. Sin embargo me pregunto si en situaciones extremas la claridad que se gana al introducir nuevos modos y ordenes no es justamente un atentado a la naturaleza.
Estimado:
Pretendo contestar sus preguntas en este post de mi blog, donde puede leer la versión publicada de 'Pensar el Desierto...'
Se lo haré saber.
Estimado Aro:
Acá encontrará una respuesta más bien breve a sus preguntas.
Si lo tuviera a bien, podríamos discutir más en la opción de comentarios de la entrada.
Un saludo cordial
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