miércoles, agosto 23

Ser Post-Keynesiano, o como seguir bastardeando la obra de Keynes

Estaba leyendo el reportaje de Sloto a Jan Kregel, el invitado estrella de la ministra sonriente y me sorprendió lo anacrónico de su discurso. No para enaltecer el neoliberal, pero creo que hasta sloto se vio contrariado por las respuestas de demanda efectiva. Lo más interesante es que cuando se refiere a que caracteriza a los post-keynesianos, la respuesta es el famoso multiplicador de la demanda (tema discutido desde otra óptica acá, acá y acá) o la demanda efectiva, y el convencimiento de que el sector privado, por si solo, es incapaz de generar la inversión suficiente que logra la tasa de ahorro de pleno empleo. ¿y los precios? Bien, chau, a otra cosa. No digo todos los precios, pero ni siquiera el tipo de cambio, alguna teoría sobre la tasa de interés que sabemos desvelaba las inquietudes de Keynes, el salario real, nada de nada. Todo sigue igual desde el 30, solo que ya no creemos en las respuestas que teníamos. Que hacemos entonces para llegar al pleno empleo, inyectamos más demanda, bajamos el superávit fiscal, repartimos unos mangos y vas a ver que en menos de lo que canta un gallo, estamos en pleno empleo. El resultado de la reducción del desempleo no se debe a la reducción del salario real, a la sustitución de capital por trabajo, a mejores los precios de intercambio de los sectores intensivos en mano de obra y al fenómeno de la construcción como sustituto de los canales tradicionales de ahorro. Para nada.
Ahh, pero si tenemos que explicar porque a la Argentina, le va tan bien, resulta que no es porque hubo un big push de demanda efectiva, sino que el cambio de los precios relativos y especialmente los altos precios de las materias primas internacionales significaron señales de asignación de recursos que la oferta, con sus más y sus menos, viene respondiendo acertadamente. Me encanta estos teóricos que a la hora de proponer medidas tienen una teoría (agregados) y a la hora de explicar fenómenos económicos tienen otra (precios relativos).
Por qué seguir limitando el análisis al IS-LM más clásico. Al menos tenga el decoro de dar una buena teoría de la demanda de dinero, o por lo menos, intenten introducir el mercado de bonos como sustituto.
La discusión de si es bueno un déficit fiscal o un superávit es toda una idiotez. Los países van a tener el nivel de déficit fiscal que les permite seguir endeudándose sin preocuparse porque de un día para otro no haya más financiamiento. Si soy Italia, Bélgica o Japón con niveles de deuda superiores al 100% del PBI, que me importa si no tengo problemas de renovación de la deuda. Estados Unidos, que en realidad tiene una deuda de la mitad de la que dicen (de los 8 Trillones de Dólares que deben, la mitad se la deben a la seguridad social. Quien se acuerdo de la resolución de Lavagna de que la Ansees le preste al Estado), podrá seguir endeudándose en la medida que haya quien le preste. Otra cosa es cuando con todo esos dólares vayan a comprar activos, ahí no más se viene la depreciación de la moneda.
Pero volviendo, no puedo tener una teoría de la demanda efectiva si no tengo una teoría de quien financia los déficit. El caso de Argentina es paradigmático, los déficit fiscales y cierta medida los de cuenta corriente, en toda la década del 90, fueron relativamente bajos, e igual nadie nos financio. En 2001 se decía que no podía haber crisis porque financiar el roll over de la deuda del estado no superaba los 10 mil millones de dólares. Hoy esa plata es lo que emitió el BCRA en Lebacs y Nobacs y compraron los bancos del sistema financiero.
El otrora poder del FMI no era otra cosa que la resolución de este conflicto, y su constante recomendación a reducir los déficit puede resumirse en: hey, si necesitas que yo te preste plata, es porque no hay nadie más en el mercado que lo haga, y como a mi no me interesa prestar plata indefinidamente, disminuí tu demanda efectiva así podes devolverme mi dinero, o en su defecto, lograr que otro te lo preste. Por otro lado, seguro que estos déficit provienen de hacerte cargo de demandas sociales por encima de tus posibilidades, o de financiar industrias que todavía no pueden competir en condiciones de igualdad con las del primer mundo. En cualquier caso, para que me devuelvas lo que te preste, tenes que dejar de hacer estas actividades.
Quien tiene la culpa, el que pide prestado o el que presta. Dejémonos de echarle la culpa al Fondo. Otra cosa sería dar una suerte de golpe de timón en la institución y decir, ahora el fondo va a financiar aquellos proyectos que por una u otra razón, no consigue financiamiento en el mercado comercial.

No hay comentarios.: