viernes, diciembre 28

Hegel explicado a especuladores

PM: Not exactly, though I’ve known bond traders with the proclivity. The essence of Minsky’s FIH is that stability is destabilizing because capitalists have a herding tendency to extrapolate stability into infinity, putting in place ever-more risky debt structures that undermine stability.

BB: Ah, kinda like the theory of that Hegel chap your friend Peter Bernstein writes about sometimes, who argued that a thesis runs into an antithesis which begets a synthesis.

PM: I suppose you can think of it that way, though Peter is better at weaving the story in those terms than I am. The thesis of Minsky’s FIH is the presumption of indefinite, if not infinite stability, while the antithesis is the ever-greater leverage that capitalists assume on the basis of the thesis, which ultimately begets the synthesis called the Minsky Moment.
BB: So that’s what happened to the housing market, you say? People bet that prices would stably rise forever and financed that bet with excessive debt?
Todo el artículo acá

jueves, diciembre 27

Sencillamente Genial!

Puta (mitología)En la mitología romana, Puta es la diosa menor de la agricultura. Según una versión, la etimología viene del latín y su significado literal es poda. Las fiestas en honor a esta diosa celebraban la poda de los árboles y durante estos días las sacerdotisas se manifestaban ejerciendo un bacanal sagrado (se prostituían) honrando a la diosa (lo que explicaría su significado en algunos países hispanohablantes).Existe otra versión indicando que viene del verbo putare (pensar), que trata de cuando los romanos hacían a los griegos esclavos cuando vencían en sus guerras, y es que estos vencedores aunque eran superiores en lo militar, en lo culto eran más salvajes que los griegos y utilizaban a este pueblo como maestro de sus hijos, a las esclavas las usaban de otras maneras hasta que se percataron que además de saber del amor, conocían otras ciencias y le pusieron el calificativo de putas.Una versión más viene de la palabra puteos (pozo, en latín), resultando que a los esclavos los introducían en pozos secos, quien quisiera tenía derecho para entrar en el pozo y hacer sexualmente lo que deseaba con esa persona siempre y cuando abonara lo acordado. Los dueños de esos pozos entraban gratis por supuesto.

Obtenido de aquí

Retenciones o Quién Financia al Estado

Mucho se habla de las retenciones, a favor por acá, en contra por acá y acá, más neutro acá, creo que nadie duda de la eficacia económica de las mismas, reducir el precio interno de los productos e incrementar la recaudación del estado, pero menos dedicación se le hace al problema político. Nada nuevo digo si se han hecho revoluciones con el objetivo de derogar privilegios impositivos, más extraño es encontrar un análisis político de lo que significa el financiamiento del estado.
Desde Marx al menos, nadie osa discutir abiertamente que el Estado puede llegar a ser el más eficiente instrumento de poder, y que dicha capacidad reside en el monopolio de la fuerza. La ironía es, sin embargo, que para poder funcionar requiere del cobro de impuestos y nosotros muy bien sabemos, o deberíamos haber aprendido, que un estado que recurre a la inflación o al endeudamiento al poco tiempo pierde toda eficacia. Es nuestro constante temor a la anarquía y a la falta de gobernabilidad.
Una lección se desprende de esto. No importa si se compensa el efecto de las mismas, el campo no dejará de estar insatisfecho con la discriminación política que se les hace, por lo que el gobierno no gana nada negociando con el sector, a no ser que se circunscriba a un problema técnico de abastecimiento. Ciertamente le sería más fácil concentrarse en el petróleo y la minería, donde no hay pequeños chacareros para hacer un tractorazo, pero no están disponibles siempre las soluciones que uno quiere.

miércoles, diciembre 26

Lefort sobre Leo Strauss

Si hay en un texto donde podría deducirse cuáles son las alternativas de la filosofía es cuando Strauss hablando de Nietzsche plantea dos caminos: insistir en el carácter estrictamente esotérico del análisis teórico de la vida – esto es, restaurar las noción platónica de la noble ilusión- o sino, podía negar la posibilidad de la teoría propiamente y concebir el pensamiento como esencialmente sirviente o dependiente de la vida o el destino. Si no fue Nietzsche, en cualquier caso, sus sucesores adoptaron la segunda alternativa.

Habría que ver a quién se refiere como continuador de Nietzsche , en la nota hace referencia a que Nietzsche asumió la premisa fundamental de la escuela histórica, lo que es a todas luces una ironía, por lo que muy difícilmente pueda ser de Heidegger de quien habla.

Todo esto viene a cuento porque recientemente conseguí un libro de un autor que hace mucho quería leer, Claude Lefort. El libro tiene un artículo denominado tres notas sobre Leo Strauss. No viene al caso comentar el tema tratado, entre el arte de escribir y la posibilidad de fundar una república que tenga a la virtud como objetivo a partir de la democracia liberal moderna.
Lo que me parece importante es lo que sentí promediando el texto, que sin conocimiento de causa, Lefort interpretando a Strauss no se daba cuenta que la consecuencia natural del planteo es la carta VII de Platón y la posibilidad de crear, fundar, convertir, sea la palabra que sea, un nuevo ser humano. Es sin duda una conclusión que se presta a dudas. Sería muy difícil aceptar que después de todo el esfuerzo que hace Platón para esconder la propia filosofía, el fin último de esta sea lograr aquello que es imposible por medio de la política. Sería, en todo caso, disminuir el horizonte de la filosofía.

A propósito del Emperador Juliano

Lectura de día de navidad, leí el pequeño ensayo que puede pasar por todo un elogio de Kojéve a su amigo Strauss. Una maravilla en lo que se refiere al arte de escribir y que ha tenido el extraño efecto en mi, ya insinuado en el protagoras, de hacerme dar cuenta el trabajo que significa, en el límite de lo posible, de volver a aprender a interpretar o a leer un texto.

Lo digo particularmente porque –pequeña confesión-no me considero especialmente hábil para traer a la superficie las contradicciones de un texto, en todo caso estoy mejor preparado para identificar las principales opiniones que se alejan de las tradicionales. Pero como muy bien nos advierte Strauss en el nuevo prefacio, así como una afirmación no se vuelve verdadera porque se muestre reconfortante, tampoco se vuelve verdadera porque se muestre terrorífica.

Todo lo que se puede decir acerca del piso en que me muevo, seguramente con otros, especialmente si consideramos otra advertencia, ahora de Kojève, que no es dado al filosofo sino sólo al sabio indicarnos cuál de dos afirmaciones hechas una es cierta y la otra no. Es entonces la tarea del filosofo el divertirse con sus lectores, practicar el arte de la escritura reeditando las penas y sufrimientos así como las alegrías y los placeres que el mismo filosofo sufrió al leer a maestros y que todavía, en el último día de su vida, duda acerca de cuál de las dos enseñanzas que extrajo es la verdadera.

Me he ido de tema, lo único sobre lo que quería reflexionar es sobre la última broma, que igualmente cuando Strauss trata el tema en el ensayo de Maimonides, se permite preguntarse por qué hacer público ensayos sobre el arte de escribir. Se puede decir que Maquiavelo resolvió, al menos en parte, el dilema de todo iniciado en filosofía de si esta permitido enseñar abiertamente la escritura esotérica. Nietzsche en el famoso aforismo de más allá del bien y del mal refuerza la idea que estas dos formas de escribir podrían estar circunscriptas al problema teológico-político y dejar a salvo la filosofía. El final del ensayo permite alcanzar una nueva interpretación sobre verdad en el sentido de descubrimiento y la imposibilidad de convertirse en sabio a través de la educación, lo que también permite toda una nueva significación de la educación liberal insinuada por Platón en el Gorgias.

viernes, diciembre 21

Ciudadanía Ilustre

Pocas veces leí un artículo en las que tantas veces dije no, no y no, empezando por la definición de estado. El problema del Estado, o para el caso de cualquier asociación política (porque debería ser compleja ¿?) es que no hay solución racional al problema entre gobernados y gobernantes. Primero pareciera plantearse que toda asociación política es en beneficio de los gobernados (sus socios) o el bien común como dice adelante, pero para poder funcionar tiene que tener gobernantes (autoridades), y necesariamente el problema fundamental es quién debería gobernarme, lo que se llama régimen. La figura del buen pastor como el gobierno altruista es ridículamente incompleta, pues quien finalmente nos gobierne deberá hacerlo en beneficio suyo y no del gobernado.

No se si él cree realmente que la diferenciación social es necesaria, en todo caso si lo es, el planteo es quién es el mejor para gobernarme. Pero como entiendo cuales son mis intereses, y entiendo que el beneficio del gobierno es para el gobernante, porque querría que otra persona me gobierne si no soy yo u otro con iguales intereses. Resulta que la asociación política por excelencia es la democrática salvo que por alguna razón me reconozca como inferior. El problema de la democracia es, como bien queda demostrado ahí, que no diferencia entre una república y entre una banda de ladrones, más aún, el régimen muy bien puede estar amenazado por ese eufemismo llamado los otros que antiguamente se conocía como enemigo.

El planteo y la solución clásica es la dada por Platón. Cómo el régimen político que un hombre libre únicamente reconoce es el gobierno por iguales pero esto no me garantiza ser destruido por enemigo internos o externos, como tampoco que el bien perseguido por una organización tal sea distinto del de una banda de ladrones, por el único que estaría dispuesto a dejarme gobernar es por el más sabio, este es el filosofo, porque reconozco que él antes ha aprendido a gobernarse a si mismo. Entonces la verdadera pregunta es qué interés puede tener el filósofo de gobernar a la multitud. La respuesta es ninguna. La consecuencia es que, porque todos se han dejado gobernar, nadie tiene autosuficiencia salvo el filosofo y a él le da igual si las personas de la ciudad prefieren o no las instituciones que tienen, si fuera por él, aboliría la propiedad privada, la familia y hasta la privacidad del acto sexual, hasta permitir el incesto entre hermanos y padres e hijas por lo menos, y para sostener el régimen recurriría a mitologías que expliquen en imágenes las razones de las nuevas instituciones.

Este gobierno plantea por lo menos dos problemas. Uno es que anulado todo ámbito de privacidad nadie podría siquiera plantearse el gobierno de si mismo. Esto está salvado por el hecho de que si somos todos iguales, el gobierno de uno es indistinto del de los demás, pero surgen otros problemas, una ciudad para existir necesita una división mínima de tareas, no podríamos cazar a la mañana, sembrar a la tarde y leer a Hegel a la noche. Quizás quedaría resulto si nos sentimos reconocidos no por lo que hacemos sino por el simple hecho de ser humano.

El segundo problema que se plantea es el del poder. La elección del filósofo presupone que la sucesión de gobernantes, sea la forma que sea en elegirlos, resulta siempre en la elección del filósofo. Pero si un no filosofo sabe interpretar no lo que es mejor para el demos sino lo que el demos quiere es muy probable que sea este y no el filosofo quien logre en última instancia llegar a ser gobernante. Que esto no sucede solo puede ser porque quienes participan en la elección son ellos mismos filósofos. No es de extrañar el énfasis en cualquier país democrático de educar al soberano entendido como el pueblo como la única alternativa para no caer en la tiranía. Igualmente recaemos en el punto de partida, si todos son educados entonces no es necesario el gobierno del filosofo.

Ninguna de las tesis planteadas es relevante hasta que se decida quién son los mejores gobernantes para un país.

Habría que preguntarse si Platón creyó o no que 2.500 años después este proyecto político fuera tomado realmente en serio.

miércoles, diciembre 19

Discurso Político

Qué habrá molestado tanto al gobierno para que CFK y el esposo salgan a responder, como dice aquí, a un fiscal o vocero del FBI. Parecía ser que íbamos a tener mejores discursos que los anteriores, que al menos en palabras no íbamos a tener que soportar las arengas chavistas. Que a Chávez lo queremos para cerrar la ecuación energética y convivimos con él como Europa con Putin, un cáncer necesario era la conclusión. Parecía ser. Ciertamente prefiero las frases de Lula

La ciencia de la virtud

Cualquiera sea la solución, de la técnica política arribamos necesariamente a la virtud del hombre. Sabemos del Charmides que la virtud, si la templanza forma parte de ella, no es la ciencia del bien y del mal y tenemos serias razones para suponer que o no existe o si este no es el caso, como mínimo, no pertenece al orden de la sabiduría humana. Sócrates parece decidido a no participar en un dialogo acerca de la virtud, no está dispuesto a escuchar otro discurso largo que como advierte Prodicus, tendría por meta solamente demostrar quién es más sabio y no alcanzar la verdad. La paradoja de la afirmación de Prodicus es que si finalmente la discusión fue erística, entonces al final Protagoras debe reconocer la superioridad de Sócrates. Si, en cambio, constituyó un dialogo entre dos amigos, tal como prefiere decir Sócrates, entonces deberíamos suponer que se ha llegado a la verdad y esta no es otra que la virtud es enseñable.
Antes de llegar a este punto conviene evaluar qué conclusión se obtiene del análisis del poema de Simonides. La primera parte es una advertencia que puede interpretarse de Platón a cualquiera que lea sus diálogos. Dentro del elogio a Lacedemonia, Sócrates nos dice la forma de su sabiduría. De creerle, los spártanos deliberadamente eligen engañar a quienes no son parte de su comunidad y prefieren introducir entre muchas cosas vulgares, una expresión del discurso digno, breve y concentrada como un tirador de dardos terrible. Esta es la forma de la filosofía antigua y un ejemplo es la inscripción delfica que deberá ser interpretada según el conocimiento previo de cada uno pues la frase en si misma es enigmática. Otro discurso corto perteneciente a los siete sabios es la frase es difícil ser honorable que reprocha Simonides. Según la interpretación de Sócrates de lo que dice Simonides, volverse honorable es difícil, serlo imposible pues no es propio del hombre sino de Dios. La conclusión es que según Simonides el hombre bueno no existe y por lo tanto él alaba y ama a quien no caiga en el mal dado que ni los dioses pueden contra la necesidad.

La intervención de Prodicus es normalmente considerada, y así lo dice Sócrates, para que se recupere del golpe recibido. No obstante, una segunda lectura permite observar que Protagoras no logra superar la prueba introducida por él. Una segunda interpretación de la frase de Pitaco es que es malo ser honorable. En esta opción, la contradicción no está ya en el discurso de Simonides sino en la misma frase lo cual la vuelve todavía más incongruente, pues como podría haber alguna sabiduría en una frase que se contradice a si misma. A su vez, esta interpretación es coherente con la explicación dada por Sócrates de la necesidad de interpretar los discursos cortos en más de una manera pues, qué mejor forma de obtener dos discursos posibles que a partir de una contradicción. Si este fuera el caso, habría que interrogarse también si la inscripción delfica, conócete a ti mismo, nada en exceso no tienen también incorporada una contradicción.

Cualquiera sea el caso, lo cierto es que, si reemplazamos la acepción corriente de difícil por la de malo podemos llegar a la siguiente interpretación del discurso de Sócrates. Quien es malo ciertamente no se puede volver malo. Por otro lado, quien es bueno puede a veces volverse malo movido por las circunstancias. Tomando como ejemplo cualquier arte, quien es poseedor de dicho arte puede a veces actuar correctamente y otras veces no, pero quien no tiene el arte, por actuar a partir de la ignorancia no se vuelve malo en el arte correspondiente. Pero si el hombre bueno actúa mal no por eso lo hace voluntariamente considerando que no podría querer hacerse el mal a si mismo. En consecuencia, debe actuar mal involuntariamente, inclusive debe alabar y ser amigo involuntario de la familia o la patria que lo trata injustamente. El significado de involuntariamente puede ser o que es ignorante o que actúa movido por la necesidad. Si es el primero, descubrimos que es ignorante y por lo tanto no sabe que ha actuado mal. No podría ser el hombre bueno. Si lo es por necesidad, sin embargo, no deja de ser cierto que actúa mal a sabiendas de que lo hace y por lo tanto no es involuntario. Es más, se estaría haciendo daño a si mismo. El resultado de esta paradoja nos debe llevar a cuestionarnos si Pitaco tiene razón al decir que es malo ser honorable pues debemos voluntariamente hacer daño o, si por otro lado, existe la posibilidad de que el mal que se hace ahora lo sea por un bien mayor y en ese caso se acepta el mal menor.

Esta tarea es la que emprende Sócrates al final del dialogo cuando se interroga si las cinco virtudes son una sola o muchas y llega a la conclusión que si el bien es el placer, entonces podría existir una técnica métrica que cuantificará los bienes y males presentes y futuros y decidiera como actuar a partir del conocimiento a la solución del problema propuesto.. Esta técnica no sólo sería superior a la técnica política sino que sería muy similar a la última opción de la ciencia planteada en Charmides, y correspondería al conocimiento exigido en el Laches. Esta ciencia sería suficiente para ser feliz y lograr la salvación de la vida. Hace falta notar que se asemeja mucho a la planteada por los atomistas. Tiene como ventaja que de ser verdadera, entonces la enseñanza de la sofistica está justificada por la enseñanza de esta técnica métrica que le permitiría, a medida que se anticipan los males o penas, erradicar el temor y el miedo producto de la ignorancia.

A propósito del origen del hombre

Haciendo abstracción del dialogo de Protagoras por un minuto, uno no puede dejar de sorprenderse de las similitudes que existen entre el relato de Protagoras y el relato bíblico de la creación del hombre. En los dos relatos parece ser se narran dos creaciones del hombre, o por lo menos dos historias diferentes o incompletas de su creación. En el Protagoras, podemos suponer que la segunda es consecuencia del fracaso del primer hombre que a pesar de que Prometeo logra dotar de sabiduría y técnica para su preservación son destruidos. Si en la Biblia no hay razones del fracaso del primer hombre, o en todo caso de por qué la primera explicación es insuficiente, en la segunda explicación o creación del hombre la obra de Dios viene con una advertencia. También Zeus, al donar la justicia y la vergüenza lo hace con una advertencia o ley, dar muerte a quien no participe en ellas. Si el hombre de Zeus recibió la vergüenza por el simple hecho de no haber sobrevivido, el hombre de Dios la recibió como castigo por haber comido del árbol de la ciencia del bien y del mal. Es necesario interrogarse cuanto se asemeja esta ciencia a las robadas por Prometeo que, por lo visto, no le fueron de gran utilidad. La cuestión queda abierta, cuál fue la intención de Zeus de donarles la vergüenza y cuál fue, en última instancia, la razón por la cual los primeros hombres perecieron.

Protagoras

El protagoras abre la serie de diálogos dedicados a los sofistas junto con los titulados Hippias y Georgias y excluyendo a Prodicus, de quien Platón nos dice Soctátes fue discipulo. La presencia de Protagoras es motivo para estén reunidos en un mismo lugar con los sofistas las promesas políticas de Atenas. Socrtaés no quiere dejar de partcipar y sin embargo, en el dialogo introductorio con Hipocrates, mientras Sócrates considera a Protagoras como el más sabio al menos de los mortales, Hipocrates no puede dejar de sentir vergüenza de considerar a los sofistas como educadores. El elogio puede aparecer a primera vista apresurado y sin embargo sabemos del Laches que al hijo de Nicias le recomendó instruirse con otro discipulo de Prodicus, lo que es confirmado en este dialogo.
La vergüenza de Hipocrates es el pie para poder preguntarle a Protagoras qué es lo que enseña considerando la gravedad que si el sofista es semejante a un comerciante de mercancias de las que se alimenta el alma, no habiendo instancia media en la compra, no sabemos si lo que enseñan es util o perjudicial para quien decide pagar por su educación. La primera conclusión a la que arriba Sócrates es que Protagoras pretende enseñar la técnica política y si la técnica es equivalente a preparar buenos ciudadanos, la pregunta evidente es cómo puede ser que, sabiendo que existe la política, se pueda enseñar. Esta segunda pregunta que es la que definirá el contenido del dialogo, empezando a través del mito sin olvidarnos que igualmente existía la posibilidad de hacer un discurso racional.

viernes, diciembre 14

El Profeta antes de los Profetas

La posición en el charmides, de existir un conocimiento del todo, es que este tendría pleno control sobre nosotros, en cada aspecto y sobre todos los actos que serán realizados de acuerdo a dicha ciencia, incluyendo a los profetas que estarán subordinados a aquel que tenga a la sophrosyne por conocimiento, quien se convertirá en el verdadero profeta capaz de evitar todos los males, el que Platón nos indica en el Laches por intermedio de Nicias. Y sin embargo, al igual que en el Lysis, una pregunta queda. ¿Este profeta será feliz?
Sócrates respira aliviado cuando Critias le contesta que, además del verdadero profeta, la otra persona que tendrá sophrosyne es aquel que tenga el conocimiento del bien y del mal. Porque independientemente de si existe o no esta ciencia, no tendrá nada que ver con las demás ciencias, aún cuando sea necesario alcanzar esta ciencia para que las demás puedan hacerse bien y benéficamente. Si la ciencia que se había identificado con la templanza es la ciencia del bien y del mal, entonces Sócrates puede decir que la ciencia de la templanza no es la misma. Más aún, que la sophrosyne, en este caso, no tiene ningún beneficio para quien la posee, conclusión que no difiere en mucho con la situación alcanzada en el Lysis y que tendría como consecuencia la dominación de Afrodita sobre las personas como intima Platón al mencionar al Asno de Apuleyo. No obstante, esta conclusión solo se desprende de haber supuesto antes que la ciencia de las ciencias existe, que es posible conocer el trabajo de las demás ciencias, y de haber asumido una premisa irracional en palabras de Sócrates, que el hombre puede conocer aquello que no conoce. Solo así es posible afirmar que aquello tenido por más noble por todos no brinda beneficio alguno.

Charmides

El Charmides es el dialogo que plantea las consecuencias más temibles que se siguen del conócete a ti mismo y obliga a cada uno a enfrentarse con las opciones que tan elocuentemente plantea Platón.
La conclusión que se sigue de la premisas planteadas en el dialogo es que la sophrosyne es una ciencia y que además debe ser de utilidad. Critias no se ve intimidado por las preguntas de Sócrates, y así como al ver a Charmides éste pierde por un momento la virtud, parecería ser que, por primera vez, las respuestas de Critias están logrando que la perplejidad de Sócrates no se traduzca en la perplejidad de su interlocutor.
Nos enfrentamos con la posibilidad, abierta en el Alcibíades, de si el conocimiento de uno mismo es posible o imposible, y en el primer caso, que beneficio obtenemos de él.
Critias acuerda con Sócrates en que es imposible partiendo de todo lo conocido y que sin embargo existe esta ciencia. Es un paso muy corto identificarla con la metafísica, si bien en ningún momento Platón la menciona. Ciertamente, de existir, no tiene parecido ni con las matemáticas, ni con los sentidos, afectos o cualquier otra cosa conocida hasta el momento por el hombre.
Asumiendo que existe, se desprenden dos alternativas. La primera es la posibilidad de abolir los males de la tierra, dado que si tiene que haber un beneficio, este es poder ordenar la totalidad de las cosas del mundo de acuerdo al conocimiento, ningún acto erróneo o maldad serían posibles en la medida que existe la posibilidad de evitar que una persona que no piensa que no conoce, sin embargo actué en base a esta ignorancia, como también había sido advertido en el Alcibíades. La segunda alternativa refiere exclusivamente a los medios y no a los fines, pues nos permitiría aprender más fácilmente, percibir más plenamente, conocer no solamente lo particular sino cada una de las ciencias y por esto juzgar el conocimiento de los demás sobre la base de lo aprendido. Estas dos alternativas, en una segunda lectura, no parecen diferir en gran medida, los medios estarían dados para que en última instancia, una vez logrado el conocimiento de todas las ciencias, se tenga la posibilidad de juzgar cada uno y todos los actos humanos.

jueves, diciembre 13

Quién es el Filosofo

En el Lysis se da la definición más conocida del filosofo, o en todo caso la literal, como aquel que no siendo ni bueno ni malo, es amante de la sabiduría, mientras que los que son malos y los que ya son buenos no lo son.

Inmediatamente después de haber dado la definición del filosofo, Sócrates se congratula de haberse comportado como un buen cazador, quien no aviva a la presa, de acuerdo a como le había enseñado a Hippothales que deben ser los discursos sobre el objeto amado.
La relación entre estas dos partes del dialogo nos permitiría suponer que, al igual que Sócrates le enseño como tratar al amado, con humildad y disminuyéndolo de manera de quitarle la vanidad, lo mismo ha hecho Sócrates con la sabiduría, pues qué otra inferencia se puede obtener del dialogo con Lysis y Menexenus si no es que no podemos poseerla, y más aún, declarándonos amigos o amantes de ella no sabemos todavía si es ella nuestra amiga o la más terribles de los enemigas.

Lysis

El argumento del Lysis sería algo así:

Si no puede haber amor sin serle útil a quien ama y a la vez, la amistad es una posesión, entonces resultaría que no puede haber amor.

El resultado de la paradoja nos obliga a recurrir a los poetas primero, como Homero o Hesiodo, y también a quien, según Nietszche, al menos en alguna de las intempestivas, considera el filosofo que todavía no ha podido ser superado, Empedocles. En el camino, además de las intuciones poeticas, nuevas premisas serán levantadas para salvar a la amistad.

El dialogo alcanza, no ya una definición de la amistad, sino una definición de lo que es el deseo. Debemos suponer que esta no es la palabra final de Platón acerca del tema sino su introducción.
La última definición, recibida por Sócrates en inspiración divina es que el amante es amigo de los bueno y bello, siendo el amante ni bueno ni malo. No obstante, la propia definición del hombre virtuoso no puede evitar que, si la amistad debe ser útil, es condición la existencia de un último mal que justifique la elección del bien como amigo.
El último intento Platón se permite explorar una alternativa extraordinaria, qué sucede si abolimos todo los males. El argumento que se sigue tiene una estrecha relación con la discusión de la igualdad o diferencia entre la justicia y lo apropiado, pues resulta ahora que, abolidos los males, y habiendo reemplazado lo semejante por lo apropiado a nuestra naturaleza, que se sostendría solo si podemos encontrar que estos son distintos, entonces el hombre, que es deficiente no podría ser amigo de la sabiduría, como lo indica el silencio de Lysis.

Cómo esterilizar y no morir en el intento

El siguiente link es un manual de Pimco sobre política de esterilización. A juzgar por lo que dicen la tarea de Redrado es insuficiente o tímida. Controlar la inflación bien se merece un déficit cuasi fiscal.

miércoles, diciembre 12

La Aporía en Alcibiades

Nos encontramos con un efecto aparentemente paradójico, el efecto necesario de este estado de perplejidad es el temor y la angustia, sin el cual no nos ocuparíamos de nosotros mismos con el objetivo de vernos mejorados. Ciertamente a Alcibiades no le fue suficiente darse cuenta de la perplejidad sino que Sócrates tiene que recurrir a todo tipo de comparaciones con sus potenciales antagonistas para demostrarle que, en lo que se refiere a los posesiones que le permitiría a Alcibiades superar a sus oponentes y gobernar sobre todos, helenos y bárbaros, los atenienses no tienen nada más que su conocimiento, estando este por debajo del nivel del de Zarathustra, así como en las demás virtudes.

La inferioridad de los Héllenos y en particular de Alcibiades solamente puede ser superada, continuando con el intento de persuasión de Sócrates, por la inscripción Delphica “conócete a ti mismo”. El primer intento resulta en un nuevo fracaso, pues del conocimiento que tenemos no podemos inferir siquiera si aquello que permitiría mejor ordenar y preservar a la ciudad, teniendo en cuenta que si el objetivo es gobernar a las personas, no podemos dar cuenta si se lograría a través de la amistad y el acuerdo o por algún otro medio. El fracaso deriva en la necesidad de realizar un paso previo, sólo apto para aquellos que están todavía en la edad de hacerlo, que es hacerse cargo de uno mismo, presumiblemente a través de perfeccionarse a uno mismo, lo que nos lleva a la pregunta qué es el hombre como el único camino, sea posible o no contestar la pregunta, para saber gobernar a los demás y saber hacerse cargo de las posesiones de uno.
Del hombre, cabrían dos posibilidades – haciendo caso omiso a que todavía no sabemos que es lo que verdaderamente es existente – o el hombre no es algo que exista o es el alma. Pero no tenemos otra vía de acceso al alma que mirando, cual espejo, a las almas de los otros. No a otras personas ni al mundo en su conjunto sino solamente a la parte que se asemeja a lo divino, a la parte del alma en donde residen las virtudes del hombre.
Si el conocerse a uno mismo es la sabiduría, entonces el único camino a la felicidad es la sabiduría y la bondad, y el poder impartir virtud a los demás. El camino contrario, el de los mayores males es el que tiene poder pero a la vez es ignorante y es precisamente por que es esclavo de su ignorancia, que no es libre. Pero la sabiduría no requiere del poder tiránico, pues se puede tener poder y sin embargo ser ignorante. Y si el conocimiento es parte de ser sabio, sólo aquel es capaz de actuar de la manera más perfecta.


Alcibiades I

El dialogo narra la conversión de Alcibiades, de ser el amado de Sócrates a volverse el amante de Sócrates. La conversión es equivalente a tener como meta la sabiduría en oposición al poder, pues el poder, sin la guía del conocimiento muy probablemente termina en el fracaso, traicionando nuestra propia meta. Cómo Sócrates logra la conversión de Alcibiades es persuadiéndolo de la utilidad para él, de la asistencia de Sócrates. Es más, no de la asistencia sino de la necesidad de que Sócrates tenga absoluto poder sobre Alcibiades para que este logre su cometido, a la vez con la ayuda divina de Dios.
La conversión de Alcibiades se logra después de un primer fracaso y de una primera victoria que, pareciera ser, deja insatisfecho a Sócrates. El primer fracaso quiere transformarlo en una victoria por la burla a Alcibiades, el cual no se deja engañar. La primera victoria de Sócrates llega cuando, una vez más, interroga a Alcibiades acerca de la justicia y le muestra que la razón de las guerras y en particular, de la muerte de su padre, se deben a diferencias entre los hombres acerca de qué es la justicia, que constituye a su vez el tema tratado en las dos obras de Homero.
Cabe mencionar que al igualar la política a los demás artes como la gimnasia o el tocador de flauta, Sócrates ha introducido una distinción entre sabiduría y conocimiento. Por ahora alcanza con decir que tiene conocimiento sobre una materia aquel que ha aprendido o descubierto por si mismo la técnica o arte sobre el dominio en cuestión, y que quien mejor domine dicho conocimiento será el más excelente en el campo, pudiendo aconsejar a los demás que, reconociendo su ignorancia, recurren al experto.
Pero en la política nos damos cuenta de un fenómeno aparentemente contradictorio. Mientras que en cualquier arte uno recurre a quien es considerado el experto, en la política todos se creen con derecho de aconsejar al demos sobre lo que hay que hacer. Más aún, mientras que uno reconoce que no sabe aquello que efectivamente no sabe, ningún mal puede sucederse de recurrir a un experto, pero de la política, en donde participan quienes creen saber aquello que no saben, se siguen los mayores males. Considerando que cualquier persona comienza a actuar cuando tiene o cree tener conocimiento sobre la materia, el mejor consejero será aquel que demostrando la ignorancia de los demás, logre detenerlo antes de que comience a actuar. En consecuencia, el efecto práctico de la perplejidad es poder evitar los males, también el peor de los males, aconsejar sobre la conveniencia de la guerra y la paz, no sólo cuando es mejor sino también cuándo y por cuanto tiempo o hasta cuando conviene seguir una política especifica con un extranjero.
Sócrates identifica tres posibilidades y omite otra. La primera y peor de todas es, como decíamos, aquel que no sabe y cree saber, de quien se siguen todos los males. Las otras dos identificadas son aquel que no sabe y considera que no sabe, del cual ningún mal puede seguirse, y una tercera que es aquel que sabe. El que sabe puede saber que no sabe y está como en el caso anterior, este es su conocimiento, o efectivamente conoce y por lo tanto puede ser consejero de los demás. El caso omitido es aquel que sabe y no cree saber, del cual, presumiblemente, no podrían seguirse males pues se abstendría de actuar, pero tampoco bienes, pues pudiendo actuar honorable o correctamente, no lo hace.

Una tarea sin Fin


Tengo una determinación que muy probablemente sea en detrimento para mi salud, y es que me he puesto como tarea leer sistemáticamente las obras de Aristocles.

Algunas consideraciones previas. Todos los caminos de la filosofía conducen a él, pero no fue hasta haber leído la Filosofía de Platón y Aristóteles de Alfarabi que me sentí capacitado para hacerlo. Quien no necesita de una guía, un maestro para adentrarse en semejante tarea.
Justo cuando comencé a hacerlo di con esta pagina que sería de las delicias de Leo Strauss, http://www.plato-dialogues.org , en el cual un aficionado a la filosofía con bastante mayor nivel que el mió, Bernard Suzanne, parece haber descubierto la llave para destrabar los 7 sellos, literalmente.
Realmente el argumento es muy persuasivo, en más de un punto. Vamos directo a la aritmética de la obra, tal cual nos pediría Platón. Suzanne divide la obra en 7 tetralogías en orden ascendente, comenzando por el conócete a ti mismo del dialogo de Alcibíades y terminando con las Leyes. En esto, no difiere de Alfarabi. Quien recorra el camino tiene dos posibilidades, ascender hasta la quinta tetralogía y quedarse ahí, como Isócrates el sofista, o recorrer las siete. En el caso de recorrer las siete, la República se encuentra en el medio de toda la obra y nos revela el propósito del Filosofo. Pero el verdadero centro material de toda la obra es el final del phaedo, en la muerte de Sócrates y en su descripción como el hombre más justo o perfecto.
En el caso de quedarnos cortos en las primeras 5 tetralogías, la obra central es el juicio de Sócrates y el centro material es el final de phaedrus, con la profecía de Sócrates respecto a su amado Isócrates.
La identificación o orden de cada tetralogía es de una precisión matemática total. Tenemos entonces:
1
La monada, la esencia, espíritu, Dios
El filosofo
2
La díada, lo terrenal, el conflicto
El Sofista, la conjetura, la ilusión
3
El todo del mundo.
Opinión verdadera, la ley
4
La perfección, la justicia
El alma, el Eros, la psiche
5
Apollo, el Dios, la Luz
El logos y el conocimiento
6
La suerte, el amor, la belleza.
La razón, la ciencia
7
El cosmos
El cosmos

Ahora me encuentro en el dilema de qué orden seguir...