El protagoras abre la serie de diálogos dedicados a los sofistas junto con los titulados Hippias y Georgias y excluyendo a Prodicus, de quien Platón nos dice Soctátes fue discipulo. La presencia de Protagoras es motivo para estén reunidos en un mismo lugar con los sofistas las promesas políticas de Atenas. Socrtaés no quiere dejar de partcipar y sin embargo, en el dialogo introductorio con Hipocrates, mientras Sócrates considera a Protagoras como el más sabio al menos de los mortales, Hipocrates no puede dejar de sentir vergüenza de considerar a los sofistas como educadores. El elogio puede aparecer a primera vista apresurado y sin embargo sabemos del Laches que al hijo de Nicias le recomendó instruirse con otro discipulo de Prodicus, lo que es confirmado en este dialogo.
La vergüenza de Hipocrates es el pie para poder preguntarle a Protagoras qué es lo que enseña considerando la gravedad que si el sofista es semejante a un comerciante de mercancias de las que se alimenta el alma, no habiendo instancia media en la compra, no sabemos si lo que enseñan es util o perjudicial para quien decide pagar por su educación. La primera conclusión a la que arriba Sócrates es que Protagoras pretende enseñar la técnica política y si la técnica es equivalente a preparar buenos ciudadanos, la pregunta evidente es cómo puede ser que, sabiendo que existe la política, se pueda enseñar. Esta segunda pregunta que es la que definirá el contenido del dialogo, empezando a través del mito sin olvidarnos que igualmente existía la posibilidad de hacer un discurso racional.
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