miércoles, diciembre 19

La ciencia de la virtud

Cualquiera sea la solución, de la técnica política arribamos necesariamente a la virtud del hombre. Sabemos del Charmides que la virtud, si la templanza forma parte de ella, no es la ciencia del bien y del mal y tenemos serias razones para suponer que o no existe o si este no es el caso, como mínimo, no pertenece al orden de la sabiduría humana. Sócrates parece decidido a no participar en un dialogo acerca de la virtud, no está dispuesto a escuchar otro discurso largo que como advierte Prodicus, tendría por meta solamente demostrar quién es más sabio y no alcanzar la verdad. La paradoja de la afirmación de Prodicus es que si finalmente la discusión fue erística, entonces al final Protagoras debe reconocer la superioridad de Sócrates. Si, en cambio, constituyó un dialogo entre dos amigos, tal como prefiere decir Sócrates, entonces deberíamos suponer que se ha llegado a la verdad y esta no es otra que la virtud es enseñable.
Antes de llegar a este punto conviene evaluar qué conclusión se obtiene del análisis del poema de Simonides. La primera parte es una advertencia que puede interpretarse de Platón a cualquiera que lea sus diálogos. Dentro del elogio a Lacedemonia, Sócrates nos dice la forma de su sabiduría. De creerle, los spártanos deliberadamente eligen engañar a quienes no son parte de su comunidad y prefieren introducir entre muchas cosas vulgares, una expresión del discurso digno, breve y concentrada como un tirador de dardos terrible. Esta es la forma de la filosofía antigua y un ejemplo es la inscripción delfica que deberá ser interpretada según el conocimiento previo de cada uno pues la frase en si misma es enigmática. Otro discurso corto perteneciente a los siete sabios es la frase es difícil ser honorable que reprocha Simonides. Según la interpretación de Sócrates de lo que dice Simonides, volverse honorable es difícil, serlo imposible pues no es propio del hombre sino de Dios. La conclusión es que según Simonides el hombre bueno no existe y por lo tanto él alaba y ama a quien no caiga en el mal dado que ni los dioses pueden contra la necesidad.

La intervención de Prodicus es normalmente considerada, y así lo dice Sócrates, para que se recupere del golpe recibido. No obstante, una segunda lectura permite observar que Protagoras no logra superar la prueba introducida por él. Una segunda interpretación de la frase de Pitaco es que es malo ser honorable. En esta opción, la contradicción no está ya en el discurso de Simonides sino en la misma frase lo cual la vuelve todavía más incongruente, pues como podría haber alguna sabiduría en una frase que se contradice a si misma. A su vez, esta interpretación es coherente con la explicación dada por Sócrates de la necesidad de interpretar los discursos cortos en más de una manera pues, qué mejor forma de obtener dos discursos posibles que a partir de una contradicción. Si este fuera el caso, habría que interrogarse también si la inscripción delfica, conócete a ti mismo, nada en exceso no tienen también incorporada una contradicción.

Cualquiera sea el caso, lo cierto es que, si reemplazamos la acepción corriente de difícil por la de malo podemos llegar a la siguiente interpretación del discurso de Sócrates. Quien es malo ciertamente no se puede volver malo. Por otro lado, quien es bueno puede a veces volverse malo movido por las circunstancias. Tomando como ejemplo cualquier arte, quien es poseedor de dicho arte puede a veces actuar correctamente y otras veces no, pero quien no tiene el arte, por actuar a partir de la ignorancia no se vuelve malo en el arte correspondiente. Pero si el hombre bueno actúa mal no por eso lo hace voluntariamente considerando que no podría querer hacerse el mal a si mismo. En consecuencia, debe actuar mal involuntariamente, inclusive debe alabar y ser amigo involuntario de la familia o la patria que lo trata injustamente. El significado de involuntariamente puede ser o que es ignorante o que actúa movido por la necesidad. Si es el primero, descubrimos que es ignorante y por lo tanto no sabe que ha actuado mal. No podría ser el hombre bueno. Si lo es por necesidad, sin embargo, no deja de ser cierto que actúa mal a sabiendas de que lo hace y por lo tanto no es involuntario. Es más, se estaría haciendo daño a si mismo. El resultado de esta paradoja nos debe llevar a cuestionarnos si Pitaco tiene razón al decir que es malo ser honorable pues debemos voluntariamente hacer daño o, si por otro lado, existe la posibilidad de que el mal que se hace ahora lo sea por un bien mayor y en ese caso se acepta el mal menor.

Esta tarea es la que emprende Sócrates al final del dialogo cuando se interroga si las cinco virtudes son una sola o muchas y llega a la conclusión que si el bien es el placer, entonces podría existir una técnica métrica que cuantificará los bienes y males presentes y futuros y decidiera como actuar a partir del conocimiento a la solución del problema propuesto.. Esta técnica no sólo sería superior a la técnica política sino que sería muy similar a la última opción de la ciencia planteada en Charmides, y correspondería al conocimiento exigido en el Laches. Esta ciencia sería suficiente para ser feliz y lograr la salvación de la vida. Hace falta notar que se asemeja mucho a la planteada por los atomistas. Tiene como ventaja que de ser verdadera, entonces la enseñanza de la sofistica está justificada por la enseñanza de esta técnica métrica que le permitiría, a medida que se anticipan los males o penas, erradicar el temor y el miedo producto de la ignorancia.

4 comentarios:

Gregorio Luri dijo...

Si el bien es el placer entonces...
¿Pero el bien es el placer?
Más aún: ¿el placer, por sus propias características no es lo que nunca se sujeta a la medida?

aro dijo...

Ahh ahí radica el problema. La tercera frase es necesaria, el placer no se ajusta a medida y existe solamente como termino de una relación, al igual que la cantidad etc. parecería ser siempre podemos obtener un poco más de placer. No obstante, del Hippias la última definición que nos da es que el placer es lo bello, que es la causa de lo bueno. Me hace acordar al Euthypro. ¿Un hecho es sagrado porque los dioses lo aman o la aman porque es sagrado? Es bueno porque otorga placer o es placentero porque es bueno. Si caemos en la respuesta de Callicles y afirmamos que hay placeres buenos y malos debemos desechar la primera opción y subsidiriamente no hay manera de reconciliar los cinco sentidos pues parecería que algunos son placenteros pero no bellos y por lo tanto no son la causa de lo bueno.
Como te darás cuenta me parece voy logrando interpretaciones bastante decente de los dialogos pero sufro de mala memoria, jajaja, en el sentido de que mi capacidad dialectica está limitada a seguir un logos, quizas a dividir pero no todavía a volver a juntar el argumento. Y eso que estoy recién en el comienzo del camino!!
Me parece a mi o la tercera tetralogía, la del juicio de Sócrates es una radical separación entre teoría y práctica, entre sabiduría y opinión verdadera, mucho antes que Aristóteles lo hiciera. Sin lugar a dudas Sócrates actuó según su propio discurso en términos de lo que es peor, hacer o sufrir injusticia, y fue consecuente con que no podría haberse opuesto a la resolución de la asamblea si el sólo sabe que no sabe nada. Casi podríamos decir que esta frase enigmática es el mayor elogio posible de la opinión verdadera.

aro dijo...

No entiendo porque no puedo hacer discursos cortos, parece que todavía tengo que elogiar demasiado a Platón jajá jajá.

Unknown dijo...

No entiendo porque la virtud no puede ser una ciencia? Necesito la respuesta